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PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES
VÍA CRUCIS

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Desde 1988 a 2019 la Hermandad de San Joaquín y de la Virgen de los Dolores participó en el Viacrucis público por las calles de la Parroquia de la Virgen de los Dolores. Al igual que sucediera en 1984 con la Procesión de la Soledad, el Viacrucis es consecuencia de la iniciativa de (entonces) jóvenes cofrades pertenecientes a la Sección de Tambores, que comenzaban a recoger los frutos de su presencia en la  Junta de Gobierno. En 1982 había entrado en la Junta Fernando Saldaña Gracia como delegado de tambores. Julio Lázaro Galán, Ricardo Navarro González, Ignacio Bailo, José María Murillo o Jorge Navarro del Cacho entrarían posteriormente y conformarían un equipo de trabajo que daría forma a nuevos proyectos como lo fue la Procesión de la Soledad o el Viacrucis de la Parroquia de la Virgen de los Dolores. Son años también en los que la Semana Santa Zaragozana comenzaba a revitalizarse y un espíritu de emulación contagiaba a las cofradías en la creación de nuevos pasos, atributos o actos.

Pero esta revitalización no hubiera sido posible sin el sentido de participación. Muchos cofrades pedían “espacios” para sentirse partícipes en la cofradía, para sentirse cofradía y decidir sobre ella más allá de las procesiones y de las Juntas Generales. No podemos olvidar que hasta 1989 la Hermandad no dispuso de su primera sede (calle Manifestación nº 31), y cada vez se veía más necesario disponer de un lugar de reunión y convocatoria para dar forma a todas esas iniciativas cofrades que se iban gestando.

En la Junta General Ordinaria del 23 de febrero de 1988, celebrada en el Salón de Plenos de la Cámara de Comercio e Industria (entonces en la calle Don Jaime nº 18), Julio Lázaro Galán es nombrado Hermano Decano, sustituyendo a Isabelo Forcén, siendo el primer miembro de la Sección de Tambores que accede a la máxima representación de la Hermandad. Entre las primeras decisiones que toma está la del acercamiento a la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, unidos por la misma advocación y cuyos salones parroquiales, y  la cercana relación con el Patronato Católico de Nuestra Señora de los Dolores, permitirían disponer de unos espacios que tanto la nueva Junta, como especialmente la Sección de Tambores, necesitaban para seguir haciendo cofradía acorde con los nuevos tiempos.

La Hermandad a cambio ofrecía su “capital humano” para todo lo que la Parroquia pudiera necesitar, siendo lo primero que se materializó, en lo que mejor sabe hacer: Una procesión. Y en esto tuvo mucho que ver el entonces párroco don Emilio Moliner Espada, no en vano natural del Bajo Aragón, de Alcorisa. El empeño fue tal que, el primer Vía Crucis, celebrado a partir de las 10 de la mañana del 1 de abril de 1988, Viernes Santo, no figuraba en el Programa de Semana Santa  pues la decisión de celebrar el mismo se tomó una vez cerrado aquel.

En 2001 se decidió trasladar el Vía Crucis a la noche del Lunes Santo, y tan solo en 2007 y 2009 deja de celebrarse en la calle, debido a la lluvia, para proceder al rezo de las Catorce Estaciones dentro de la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores.

Sea en los primeros años, cuando las vacías y silenciosas calles soleadas y frescas camino de Montemolín nos evocaban la Soledad que debió pasar Jesucristo en aquellos momentos de Pasión, retumbando en los oídos tambores, bombos y timbales de la noche que acaba de terminar (que mejor manera de comenzar un Viernes Santo que rezando un Vía Crucis), sea en la noche del Lunes Santo, preparándonos para vivir con las procesiones la Pasión de Cristo, las palabras de Carlos Parra en el Programa de 2012 describen y reflejan el sentido de nuestra participación en ”este Vía Crucis que tiene un significado especial. Su austeridad y sencillez contribuye a que el Crucificado y su Madre Dolorosa aparezcan como los verdaderos protagonistas del drama redentor. Ellos son los que siembran amor compasivo en cuantos acompañan el devoto cortejo o lo contemplan en aceras y balcones del recorrido, a lo largo de las calles de un barrio tan descuidado y olvidado como este”.

Es el Lunes Santo de la Semana Santa de 2019, el último en el que la Hermandad participa en este Vía Crucis.

Marcha "Napoleónica"

Javier Abadía

Texto de Jorge Gracia Pastor
Fotografías de Mª Pilar Galve Casorrán, Blanca Sanz y Sara Baeyens Sicilia

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