"SALDUIE"
martes 9 de septiembre de 2008
Por MªJosé Zaera Gimeno
Un martes 9 de septiembre de 2008, la dolorosa sube a los distintos campanarios de la ciudad para hacer sonar sus parches, acompañados por el sonido de las campanas. Anochece, pero el cielo no solamente está negro de oscuridad, de noche... Sino que unas gruesas nubes grises inundan Zaragoza. Se oyen truenos... vemos rayos... pero ahí estamos, con el instrumento colgado y en mangas de camisa.
Llega la hora, se acerca el momento... Cronómetros... todo está listo. El cielo sigue gris, y suenan los tres petardazos. Al tercero los campaneros empiezan a estudiar en sus cabezas, largas listas de números a seguir, para golpear a tiempo y compás con el resto de campanarios. Zaragoza se convierte en una gran orquesta. En el minuto 9 ya mojados, empieza nuestro roll. Marcha rápida, marcha lenta, "rabia”, danza eslovaca...
Los campanarios juegan ahora con el sonido de las campanas y de los tambores. Un montón de sensaciones y la mezcla de los distintos sonidos son ahora los protagonistas en Zaragoza.
Al acabar, silencio... y de repente un rayo cruza el cielo... Descendemos a la calle bajando por esas estrechas y apagadas escaleras. Una vez abajo, empapados y tiritando, al ver seis personas bajo un kiosco resguardadas de la lluvia para escuchar el concierto, decidimos formar y tocar una marcha rápida; una parte de la "final".
Andando entre calles, para llegar al Pilar... El camino se hizo eterno. Al doblar la esquina, personas y personas se escondían de la lluvia bajo los porches, y al cruzar a paso rápido la plaza, un pequeño aplauso fue el comienzo de toda una hilera de fuertes aplausos que hicieron que nuestro corazón diese un pequeño vuelco... Difícil de explicar. Una vez en los porches de nuestro ayuntamiento, también inundado por una gran masa de gente... los medios nos hacían entrar en calor. La radio, la televisión... Aquello era increíble.
Al momento, todo parece calmarse, unos se entrevistan, otros hablan para la televisión y al poco tiempo... Decidimos, ya que estábamos mojados y con nuestro instrumento colgado, tocar. Sí, la Dolorosa tocaba en la plaza del Pilar rodeada por innumerables personas. El cielo se abrió y la lluvia cesó también. Todos disfrutábamos, todos estábamos juntos tocando nuestras marchas, y a todos nos emocionó.
Sin ninguna duda…
Inolvidable Dolorosa.